
En el caso de las enfermedades cardiovasculares, son fácilmente conocidas algunas de estas medidas preventivas: dejar de fumar, evitar obesidad, control de colesterol y de hipertensión arterial… Sin embargo, la cosa se complica cuando hablamos de patologías del aparato locomotor, y en especial del dolor de espalda de causa “no conocida”.
La gran avalancha de información procedente de todo tipo de terapias (convencionales o alternativas) crea un desconcierto general que dificulta establecer unos conceptos claros y sencillos para prevenir este tipo de problemas.
Ante tal oferta de métodos que prometen solucionar sus problemas, cada persona elige su camino y mediante el viejo sistema de prueba y error, acaba decantándose por alguno de ellos. En otros casos, cuando los resultados no han sido los esperados después de numerosos intentos, aparece la frustración y la desconfianza hacia cualquier nuevo método que le sea propuesto (tal vez éste era el mágico solucionador de sus problemas…).
Los métodos “de moda” tampoco ayudan a solucionar este embrollo ya que, hay que ser consciente de que no todo es bueno para todo, y es indispensable conocer bien el problema para poder buscar una solución. Mucha gente ha oído en la televisión que tal o cual sistema es bueno para evitar el dolor de espalda y como además está de moda….
Siendo justos, también hay que decir que la prevención requiere constancia por parte del afectado y no todo es por culpa del método elegido. Tomar una pastilla cada día puede parecer algo sencillo y que requiere poco esfuerzo pero, sin embargo, el cumplimiento correcto del tratamiento es algo que trae de cabeza a los médicos, acostumbrados a comprobar que sus pacientes no cumplen las prescripciones.
Daniel Vicente